viernes, 3 de diciembre de 2010

Una semana para olvidar.

   Esta semana quizás ha sido la más difícil desde mi llegada. Auguraba ya mal comienzo en las sombras de reciente estancia, sin embargo me resistía a divisarlo y sin poder evitarlo se instaló. A pesar de llevar como seis años fuera de casa, creo que hasta estos últimos días no le he sentido realmente así, se han disuelto varios factores incompatibles en una mezcla un tanto explosiva. A todos esos componentes habría que sumar que un año más, incapaz de recordar cuantos, me he vuelto a perder el cumple de mi hermano, al que sigo considerando mi niño a pesar de que acaba de entrar en sus 15 añazos.
   Como no podía ser de otra manera, también tengo nuevos sucesos de esos que sólo a mí pueden ocurrir; por si no estuviese ya lo suficientemente incomunicada del mundo urbano, en esta maravillosa semana han desactivados tres de los cinco buses que con el aire a mí me unían. Es decir, la vuelta a casa debe ser antes de las nueve menos cuarto de la noche, si señor, mucho antes de que cenicienta perdiese su zapato de cristal. De no ser así, la vida se torna en una auténtica aventura, particular en mí caso, al disponerme la otra noche, valiente de mí, a volver después de la hora establecida, ¿quién podía imaginar que acabaría llamando a mi hada escuchalotodo desde una parada en plena autovía?Como podéis imaginar así fue.
   La semana va intuyendo su fin y con él espero desechar esta maldita pócima que ha interrumpido el sueño para poder entrar de nuevo en el paraíso de los hechizos bien realizados.

3 comentarios:

  1. Soy el hada escuchalotodo!!!!Toooomaaaaa!!!!PObre Ana, a ver si te reponen los buses pronto

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  2. Yeees... :) o me reponen los buses o acabo viviendo en la calle!!jjajaj

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  3. Joder Ana, no se por que no le he echado antes un vistazo.

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