domingo, 17 de octubre de 2010

El placer verde.

    Ayer descubrí el placer de hacer picnic en un parque de ciudad, no hay nada más reconfortable que adentrarte en un espacio como en el que estuvimos. Un parque inmenso, del que no vimos ni la quinta parte, en el que hay unos lagos preciosos y numerosos patos, gansos, etc. Allí nos dirigimos, con nuestro mantelito,   la comida que cada uno había cocinado y las botellitas de vino, a pasar un día estupendo en el que disfrutamos como niños. No creo que haya mejor forma de disfrutar de los que te acompañan que dejarse envolver con la naturaleza mientras vuelves en cierto modo a la vida, corriendo, saltando...riendo a más no poder.
    Cuando te paras a reflexionar sobre lo bueno que es en la vida disfrutar de la gente que te rodea, no reparas en la posibilidad de que quizá el momento de disfrutar se da fuera de tu país y ahí es donde tiene papel fundamental el idioma. No hay momento más penoso en la vida que querer o necesitar hablar y ser incapaz de articular palabra, si ya de por si es difícil encontrarse "sólo" sentir que dependes de una lengua puede resultar odioso y realmente te das cuenta cuando estás frente a la espada. En ese momento, eres consciente de que estás perdiendo muchísimo, y es que como anteriormente he dicho en ciertos momento pienso que hay personas que estás predestinado a conocer, personas que si en el momento en el que aparecen no estás preparado pierdes la oportunidad de disfrutar.

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