sábado, 23 de octubre de 2010

A la vuelta de la esquina...

    ¿Cómo no me iba a pasar a mí? Desde que estoy aquí me han ocurrido de toda clase de imprevistos, llegan a parecer excusas baratas pero no, más bien tengo un imán para que me pasen las cosas. Habíamos quedado para comer todos juntos en casa de Alba, que nos cocinaba un pastel vegetal que está riquísimo, como yo soy la que vive en la otra punta de la ciudad llegaba tarde, así que quedamos en que les avisaba cuando estuviese en el metro y ellos venían a buscarme puesto que la zona aún no la conocía. Al escribir el mensaje y por superpava el móvil se me apagó de batería, lógico que pasara puesto que llevaba parpadeando desde el día anterior pero a mí no se me había ocurrido cargarlo antes de salir. Así que sin podérmelo creer me encontraba totalmente incomunicada a la salida del metro y sin saber qué hacer, mi esperanza volvió cuando recordé que en el móvil español tenía grabado un número de Sergio, sí el suyo español que no estaba disponible ni lo llevaba encima. La mala ostia me empezó a subir hasta que descubrí que también tenía el número de Andrés apuntado en la libreta de clase, número erróneo, tras hacer dos llamadas me dí cuenta que no era de él sino de un portugués. No había nada que se me ocurriese más que les diera por venir a buscarme y que me encontraran, y así fue, una hora después venían para ver que pasaba que no llegaba. La gran sorpresa fue descubrir que la casa de Alba estaba volviendo la esquina donde yo esperaba, ¿no se me podía haber ocurrido cruzar el paso de peatones? si lo hubiese echo seguro que me hubiesen visto por la ventana.

2 comentarios: