sábado, 6 de noviembre de 2010

1 fiesta y varios días sintiéndote idiota...

     La semana comienza con una fiesta de Halloween a la que en principio no había mucha gana de ir, llega la hora prevista y allí nos encontramos, en plena faena de reformas y mientras tanto, para ir animando, unos tragitos. A pesar del cansancio el cuerpo se va animando, el ratico se hace ameno, divertido, lleno de risas y fotografías... hasta que aparece, las cosas se tuercen y va cambiando el rumbo. Es en este odioso momento cuando empieza a aparece el sentimiento de la idiotez, generalmente unido a la vergüenza, que surge como de la nada y con bastante facilidad. La fiesta terminó, y como no, los imprevistos empezaron a surgir, la llegada a casa se hacía imposible y mientras el tiempo corría mi cabeza solo era capaz de pensar en aquel momento tan penoso y en cómo agradecer a tod@s su atención. Tras esta odisea, se presentan varios días de cierta inestabilidad general, son momentos de reflexión, intentos de deber y no poder, añoranza y sobre todo, necesidad de abrazar a las personas que quieres especialmente si eres consciente que están pasando por momentos duros en los que te encantaría poderles abrazar. Estrechar entre los brazos a una persona en señal de afecto ¿hay algo más cálido y efectivo?¿se podría vivir sin esto? La respuesta indudablemente es no y, como el resto de humanos en el mundo, aquí me encuentro añorando como nunca uno de esos abrazos.

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